lunes, 14 de junio de 2010

Dolors Alberola





Mujer de luz y fuego



Llena de luz y flores he vuelto. Ya no estás.
Una humareda gris se extiende ante mis ojos.
Las siluetas se alejan,
extraños transeúntes que no dicen adiós.
Mírame, llevo el blanco vestido para ti,
con mis manos sujeto lo que fuera mi sueño,
sé que me pesa mucho esa carga infinita,
sé que la luz me enciende los ojos y los labios,
sé que llevo una flor entre mis blancos dedos
y te la entrego. Mírame,
la noche es un desierto lleno de nubes blancas
y mi pecho se agita. He de encontrar tu rostro,
te he buscado llevando todo mi amor, el peso
de tan largas palabras que me deja
exhausta en tu costado. Ábreme, tengo frío,
soy tan sólo una sombra que precisa
lo que roba la sombra.
Tan sólo una delgada criatura
que tiembla ante el amor, un leve pájaro,
un quejido del aire que quisiera
poder rozar un día tus mejillas,
llena de luz y flores
y con los pies hundiéndose en el fuego.