jueves, 19 de julio de 2007

Misiva

Es cierto que escribir me calma de a ratos, será por eso que hay tanta correspondencia de condenados a muerte.

Liliana llorando-Julio Cortázar


Leo esa carta que nunca escribiste para mí,
y te la envio.
Un mar debajo, un furioso y agitado mar,
algunos peces; este sabor a naufragio.
Un oleaje de tristeza salpica la tarde.
Gotea un crepúsculo; no se agota el horizonte.
Escribo.
Me dejo llover en unas letras; mido el cielo.
Puede que llegue esta nube.

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